El poder de un elogio en el coaching profesional: transforma palabras en voluntad
- Gilda Bohl | Directora Académica
- 22 may
- 3 Min. de lectura
Mariela, supervisora de ventas en una empresa de telecomunicaciones, notó que su equipo parecía desmotivado. A pesar de cumplir con las metas, el ambiente se había vuelto tenso y seco. Un día, después de un taller de coaching antropológico, decidió aplicar una técnica simple: elogiar de forma específica la voluntad y la actitud de cada miembro del equipo.

Comenzó diciendo cosas como: “Admiro la forma en que mantuviste la calma en esa reunión tensa” o “Es increíble tu compromiso para mejorar después de cada error”. Poco a poco, su equipo no solo mejoró el desempeño, sino también la energía colectiva. Lo que cambió no fue el sistema, sino el lenguaje. Ese fue el punto de inflexión.
Y es que el poder de un elogio, en el coaching profesional, transforma palabras en voluntad. Esta no es solo una frase atractiva, sino una verdad respaldada por la práctica y la evidencia científica.
Como señala una investigación citada en Psychology Today, los elogios bien formulados activan las áreas del cerebro relacionadas con la motivación y el aprendizaje. Es decir, cuando reconocemos genuinamente la voluntad de alguien, no solo reforzamos una conducta, sino que encendemos un proceso de mejora continua.
El coaching profesional, especialmente con enfoque antropológico, subraya el impacto profundo que tienen nuestras palabras. No se trata solo de motivar, sino de reconocer. Elogiar no es adular. Es validar con autenticidad el esfuerzo, la actitud y el compromiso.
Una de las claves para que este tipo de reconocimiento funcione es que sea específico y real. Decir “lo hiciste bien” no es tan poderoso como decir “me impactó cómo escuchaste al cliente sin interrumpir y luego sintetizaste su necesidad con tanta claridad”. Esa precisión le da valor al elogio y promueve un sentido de identidad positiva.
Además, debemos diferenciar el elogio de la crítica destructiva. Mientras que una crítica mal dirigida puede frenar el entusiasmo, un elogio bien dado potencia la motivación interna. El feedback, por su parte, cumple otra función: permite ver “puntos ciegos” —esas actitudes o hábitos que nos limitan— y genera un espacio de mejora. Pero si solo se ofrece crítica, el mensaje pierde equilibrio y se corre el riesgo de minar la confianza.
Por eso, dentro de los cursos de coaching, especialmente los cursos de coaching presencial o los programas de cursos de coaching y liderazgo presencial, se enseña a manejar el lenguaje como una herramienta de transformación. La palabra no es solo vehículo de comunicación, sino de construcción.
En las mejores escuelas de coaching en Perú, trabajamos para que el coach desarrolle esta sensibilidad: saber cuándo brindar un elogio, cómo formularlo y qué impacto puede tener. En ese proceso, también se transforma el coach, porque entrenarse para ver lo positivo en los otros requiere primero verlo en uno mismo.
El elogio no solo inspira a otros. También nos entrena en la generosidad del reconocimiento, una cualidad fundamental en todo coach antropológico. Y como toda habilidad, puede aprenderse, practicarse y dominarse.
“Las palabras adecuadas, en el momento adecuado, pueden cambiar la trayectoria de una vida” – Tony Robbins.
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