No todos comunican de la misma manera: aprender a adaptarte mejora tus resultados y tus vínculos
- Gabriel Pereyra
- 14 jun
- 2 Min. de lectura
Hay personas que van al grano, otras que prefieren dar rodeos. Algunas son muy expresivas, otras más racionales. Y si bien cada quien tiene su forma de comunicarse, el problema aparece cuando asumimos que todos piensan, sienten o se expresan como nosotros.
Gran parte de los conflictos en entornos profesionales y personales no tienen que ver con las ideas, sino con los estilos.

Un mensaje claro puede ser malinterpretado si se comunica con un tono que el otro percibe como agresivo. Una conversación que busca cercanía puede incomodar a quien valora la eficiencia por encima del vínculo. Esto no significa que uno esté bien y el otro mal. Significa que hay diferencias de estilo que, si no las comprendemos, nos hacen perder tiempo, confianza y oportunidades.
Aprender a identificar el estilo de comunicación del otro y adaptar el nuestro no implica ser falso o complaciente. Implica inteligencia relacional. Es la capacidad de reconocer que no todos necesitan lo mismo para sentirse comprendidos, respetados o motivados.
¿Cómo se manifiestan estas diferencias?
● Algunas personas valoran la lógica y los datos; otras, la emoción y la historia detrás.
● Algunos necesitan ir directo al punto; otros requieren contexto para sentirse seguros.
● Hay quienes procesan en voz alta y otros que necesitan espacio para reflexionar antes de responder.
● Unos priorizan el resultado, otros priorizan el proceso.
Cuando no reconocemos estas diferencias, los juicios aparecen rápido: “No me escucha”, “Siempre se va por las ramas”, “Es demasiado frío”, “Es muy emocional”. Y con esos juicios, se rompe la posibilidad de diálogo efectivo.
¿Qué se entrena en este eje de la Certificación?
● Distinguir distintos estilos de comunicación (directo, reflexivo, expresivo, funcional, entre otros).
● Desarrollar autoconciencia sobre nuestro propio estilo y sus efectos en los demás.
● Entrenar la flexibilidad comunicacional para generar conexión con distintos perfiles.
● Aprender a comunicar el mismo mensaje de manera ajustada al estilo de nuestro interlocutor.
● Evitar malentendidos que surgen no por lo que se dice, sino por cómo se dice.
En contextos profesionales, esto es clave. Un ejecutivo que quiere motivar a su equipo no puede usar el mismo enfoque con todos. Un facilitador que guía un grupo necesita reconocer quién necesita estructura y quién necesita apertura. Un profesional que comunica sus ideas debe lograr que su mensaje llegue, no solo que se diga.
La comunicación efectiva no se trata solo de ser claro con lo que uno quiere expresar, sino de ser hábil para que el otro lo entienda en su propio lenguaje. Y eso requiere entrenamiento, práctica y una dosis de humildad para reconocer que no todos piensan como nosotros.
La buena noticia es que se puede aprender. En la Doble Certificación en Comunicación y Facilitación de Alto Impacto, este eje se aborda con herramientas concretas, dinámicas prácticas y ejercicios que permiten incorporar esta habilidad en tu día a día.
Porque cuando te comunicas considerando el estilo del otro, no solo mejoras los resultados: también construyes relaciones más fluidas, más respetuosas y más auténticas.
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