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La escucha activa como habilidad estratégica

Escuchar no es solo quedarse en silencio mientras el otro habla. Escuchar, de forma consciente, es una habilidad estratégica que marca la diferencia entre entender y asumir, entre colaborar y competir, entre reaccionar y responder con criterio.



La escucha activa como habilidad estratégica
La escucha activa como habilidad estratégica

En el mundo profesional, donde los tiempos apremian y las agendas están llenas, la escucha activa suele ser una de las habilidades más subestimadas. Sin embargo, es precisamente en esos entornos donde más impacto genera. Escuchar bien no solo mejora la relación con colegas o equipos. Mejora los resultados.


¿De qué hablamos cuando hablamos de escucha activa? De prestar atención con intención. De soltar por un momento la necesidad de tener razón o de “resolver” rápido. De interesarnos genuinamente por lo que el otro está diciendo, y también por lo que está dejando entre líneas.


Esto no es solo comunicación interpersonal. Es estrategia. Porque en toda conversación hay información valiosa que puede perderse si no estamos disponibles para recibirla.


Un ejemplo sencillo: Andrés trabaja como coordinador comercial. Durante una reunión con una clienta que parecía estar satisfecha, notó un cambio sutil en su tono cuando hablaron del servicio postventa. En vez de pasar de largo, hizo una pausa, preguntó con curiosidad y validó lo que la clienta estaba sintiendo. A partir de esa conversación, detectaron un punto de mejora que nadie había advertido. Esa escucha atenta evitó una posible pérdida de contrato y generó una recomendación clave.

Esto no fue casualidad. Andrés se había entrenado para escuchar de otra manera.


En la Doble Certificación en Comunicación y Facilitación de Alto Impacto, una de las competencias que más trabajamos es la escucha activa, no desde la teoría, sino desde la práctica: cómo usarla en reuniones, en conflictos, en sesiones uno a uno o incluso en espacios grupales donde hay opiniones diversas.


¿Por qué es tan potente esta habilidad? Porque reduce la fricción, clarifica malentendidos, y fortalece la cooperación. La mayoría de los desacuerdos no nacen de las diferencias en sí, sino de no darnos el tiempo para comprender lo que el otro realmente quiere decir.


Además, escuchar bien también mejora nuestra propia capacidad de expresarnos. Cuando sentimos que el otro está presente, bajamos la guardia, nos sentimos más libres para hablar con claridad y profundidad.


En el ámbito profesional, esto se traduce en mejores negociaciones, reuniones más efectivas y equipos que confían más entre sí. En lo personal, abre la puerta a conversaciones más auténticas.

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